Te Pido que Me Escuches



Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a aconsejarme,

no estás haciendo lo que te pido.

Cuando te pido que me escuches y tú empiezas

a decirme que yo no debería sentirme así,

no estás respetando mis sentimientos.

Cuando te pido que me escuches y tú piensas

que debes hacer algo para resolver mi problema,

estás decepcionando mis esperanzas:

¡Escúchame!, todo lo que pido es que me escuches,

no que me hables ni que te tomes molestias por mí.



Escúchame, sólo eso.

Es fácil aconsejar, pero yo soy capaz;

tal vez me encuentre desanimado y con problemas, pero no soy incapaz.

Cuando haces por mí lo que yo mismo puedo y tengo necesidad de hacer,

no estás haciendo otra cosa que atizar mis miedos y mi inseguridad.



Pero cuando aceptas simplemente que lo que siento

me pertenece a mí, por muy irracional que sea,

entonces no tengo por qué tratar de hacerte comprender más,

y tengo que empezar a descubrir lo que hay dentro de mí.

Seguramente es por esto por lo que la oración funciona:

¡Dios está siempre ahí para escuchar!


Arnaldo Pangrazzi



Somos pocos quienes aprendemos a escuchar. Un buen oyente presta atención, establece contacto visual, parafrasea, hace preguntas y da muestras de empatía. Escuchar no es una tarea sencilla, de hecho puede ser un duro trabajo. Tienes que ser activo, y debes permanecer centrado en el contenido y no dejarte distraer demasiado por la manera en que se exprese. Debes tener paciencia y dejar que el orador termine lo que tiene que decir. Aprende a tener paciencia y guardar silencio.

Se escucha ante todo, con toda la persona. Se escucha haciendo silencio dentro de sí, evitando dejarse llevar por los prejuicios, evitando distracciones y estando atentos a lo que complemente el lenguaje hablado.

Se escucha con los oídos atentos a los sentimientos. Se escucha con la mirada, ya que con ella se puede ofrecer a la persona el primer bien precioso, con una mirada distinta se le puede transmitir serenidad; confortándola con confianza, se le puede ayudar a comenzar a construirse.


La escucha empática implica interesarse realmente por los problemas de la otra persona y actuar de caja de resonancia sin intentar resolver dichos problemas. Cuando actúas de reflectante de las palabras de una persona, es muy probable que no solamente ayudes a esa persona a comprender mejor su problema, sino también a encontrar vías que lleven a su solución. A veces, todo lo que una persona necesita para poder resolver sus problemas es una orientación reflejada en el ánimo de un amigo sincero y exteriorizada mediante su palabra. Tú mismo puedes proporcionar estas orientaciones siendo un escuchador experto y sensible.

Procure primero comprender. Lo típico es que primero procuremos ser comprendidos. La mayor parte de las personas no escuchan con la intención de comprender, sino para contestar. Están hablando o preparándose para hablar.

Estamos llenos de nuestras propias razones, queremos que nos comprendan. Nuestras conversaciones son monólogos colectivos y nunca comprendemos realmente lo que está sucediendo dentro de otro ser humano.

Muy pocos de nosotros nos situamos en la forma más alta de escuchar, la escucha empática. Escuchar con la intención de comprender; procurar primero comprender, comprender realmente.

La escucha empática entra en el marco de referencia de la otra persona. Ve las cosas a través de ese marco, ve el mundo como lo ve esa persona, comprende lo que siente. Empatía no es simpatía. La simpatía es una forma de acuerdo, una forma de juicio. Y a veces es la emoción y la respuesta más apropiada. Pero a menudo la gente se nutre, se alimenta con la simpatía, lo cual la hace dependiente. La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo; consiste en comprender profunda y completamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente.

En la escucha empática, uno escucha con los oídos, pero también –y esto es importante- con los ojos y con el corazón. Se escuchan los sentimientos, los significados. Se escucha la conducta. Usted percibe, intuye, siente.

La escucha empática es tan poderosa porque nos proporciona datos precisos, abordamos la realidad que está dentro de la cabeza y el corazón de la otra persona. Escuchamos para comprender. Nos concentramos en la recepción de las comunicaciones profundas de otra alma humana.

La escucha empática es profundamente terapéutica y curativa porque proporciona «aire psicológico». Las necesidades satisfechas no motivan; sólo motivan las necesidades insatisfechas. Cuando uno escucha con empatía a otra persona, le proporciona aire psicológico. Y después de dejar satisfecha esa necesidad puede centrarse en influir o en resolver problemas.

Editado por Elias Benzadon


Tener empatía es sentir lo que otros sienten.

Es oír atentamente los clamores del mundo.

Es ponerse frente al toro, aunque no sea nuestra la corrida.

Es permitirse sufrir cuando otro sufre o reírse feliz cuando ríe.

Es enternecerse con la ternura y temer con los temores.



Mójate con las lágrimas de los humanos.

Deja de hablar y aprende a escucharlos.

Así aprenderás de sus idiomas.

Y podrás creer desde sus credos.

Desecha de una vez tanto egoísmo.

Deja que tu corazón retumbe con un eco más universal.

Extiende, sólo extiende tus fronteras.

Y descubrirás muchos secretos.


Todos buscan un oído amable que escuche sin prejuicios.

Un amigo respetuoso y compasivo que no tema a las penas.

La Empatía es la estrategia de los grandes sanadores.

Sin empatía no hay compasión.

Sin compasión no hay sanación.

Toda persona guarda un gran tesoro en la parte hundida de su barco.

Entra en esa zona prohibida y corta las cadenas.

Reduce las distancias.



Renny Yagosesky


Para saber hablar es preciso saber escuchar.

Plutarco


Nos han sido dadas dos orejas, pero en cambio una sola boca, para que podamos oír más y hablar menos.

Zenon de Elea

El corazón tiene sus razones que la razón no comprende.

Pascal

La pequeña Momo sabe escuchar; algo que no es tan frecuente como parece. Ella sabe escuchar con atención y simpatía. Ante ella, la gente tonta tiene ideas inteligentes. Ante ella el indeciso sabe de inmediato lo que quiere. El tímido se siente de súbito alegre y valeroso. El desgraciado y agobiado se vuelve confiado y alegre. El más infeliz descubre que es importante para alguien en este mundo. Y es que Momo sabe escuchar.

Michael Ende

El secreto de mi éxito es X+Y=A; donde «X» representa el trabajo, «Y» representa el juego y «A» mantener la boca cerrada.


Albert Einstein

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