Vuelves, día de siempre,
rompiendo el aire justamente donde
el aire
había crecido como muros.
Pero nos iluminas brutalmente
y en la
sencilla náusea de tu claridad
sabemos cuándo se nos caerán los ojos,
el
corazón, la piel de los recuerdos.
Claro, mientras tanto
hay
oraciones, hay pétalos, hay ríos,
hay la ternura como un viento
húmedo.
Sólo mientras tanto.