Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en
creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los
rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.
Días en que abro el
diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi
nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de
parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.
Hay días
que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y
resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra
ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.
Días en que uno
sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la
luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica
melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.
Bueno, esta balada
sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en
cuenta.